Preguntas Frecuentes

Las vacunas estimulan las defensas naturales del cuerpo, reduciendo así el riesgo de contraer enfermedades, y/o algunas de consecuencias graves.

Funcionan activando una respuesta en nuestro sistema inmunológico, permitiéndole reconocer un virus o una bacteria y producir, entonces anticuerpos, que son proteínas generadas naturalmente por nuestro sistema inmunológico para combatir enfermedades.

El Sistema inmunológico almacena la memoria de la enfermedad y cómo combatirla. Así, si en el futuro nos encontramos expuestos al microorganismo contra el cual fuimos vacunados, nuestro sistema inmunológico puede destruirlo rápidamente y evitar enfermarnos.

En resumen, las vacunas son una forma segura e inteligente de inducir una respuesta inmunitaria sin causar enfermedades. Después de recibir una o más dosis de una vacuna específica contra una enfermedad, quedamos protegidos contra ella, generalmente durante años, décadas o incluso toda la vida. Es por eso que las vacunas son tan efectivas: en lugar de tratar una enfermedad una vez que se presente, previenen que nos enfermemos en primer lugar.

Sí, las vacunas pasan por rigurosos ensayos clínicos antes de ser aprobadas para su uso público. Los efectos secundarios son generalmente leves y temporales, como enrojecimiento en el lugar de la inyección o fiebre baja.

Pero una vez que son aprobadas por los distintos organismos de Salud de los países es porque pasaron muchas fases de ensayos y pruebas clínicas y son seguras.

Si se te olvidó alguna vacuna, o por algún motivo no pudieron aplicársela a tu hijo o a tí, primero consúltalo con tu doctor, pero casi siempre estás a tiempo.

La mayoría de las vacunas se pueden administrar a cualquier edad y en general, si se hubiera atrasado alguna dosis, no sería necesario empezar de nuevo, ya que, en la mayoría de los casos, las dosis aplicadas siguen vigentes, aunque haya pasado más tiempo del sugerido.

Muchísimos estudios han demostrado que dar a un niño muchas vacunas simultáneamente es un procedimiento seguro, efectivo y que no aumenta el riesgo de reacciones secundarias. ¡Además, disminuye el número de visitas e inyecciones!

Los esquemas de vacunación comienzan al nacer y, en su mayoría, se completa durante los primeros dos años de vida. Al vacunar a un niño a tiempo, es decir, antes de los dos años, estará protegiéndolo contra enfermedades que podrían ser graves y evitando que contagie a otros. Los niños menores de cinco años son particularmente susceptibles a contraer enfermedades debido a que su sistema inmunológico aún no ha desarrollado las defensas necesarias para combatir las infecciones. Vacunar a los bebés y niños en el momento adecuado es una medida importante para proteger su salud y prevenir la propagación de enfermedades.

Rara vez está contraindicada una vacuna, pero siempre debe consultarse con su Médico.

Si la persona (bebé, niño o adulto) está con fiebre alta el día que se vacunará puede aconsejarse atrasarlo, pero en general, se pueden administrar las vacunas, aunque se esté resfriado o esté tomando otras medicinas o pueda estar incubando alguna enfermedad.

La única contraindicación real habitual es la alergia grave conocida a la vacuna o a alguno de sus componentes o cuando hay algunas enfermedades crónicas importante o el sistema inmunológico esté comprometido. En estos casos siempre es muy importante consultar con el Médico de Cabecera.

Como todos los medicamentos, las vacunas pueden causar efectos secundarios leves como, fiebre baja, dolor o enrojecimiento en el lugar de inyección—, que desaparecen espontáneamente a los pocos días.

Raramente producen efectos secundarios más graves o duraderos: la probabilidad de sufrir una reacción grave a una vacuna es de uno entre un millón.

Las vacunas se someten a una vigilancia continua para garantizar su inocuidad y detectar posibles efectos adversos, que son muy infrecuentes.

Los efectos secundarios leves son normales y suelen desaparecer en unos pocos días. Si experimentas efectos secundarios graves o persistentes, debes consultar a un profesional médico.

La duración de la protección varía según la vacuna y puede requerir dosis de refuerzo periódicas.

Las vacunas no son 100% efectivas, pero reducen significativamente el riesgo de contraer la enfermedad. En algunos casos, una persona vacunada puede contraer la enfermedad, pero generalmente será una forma más leve.

La mayoría de las personas con alergias pueden vacunarse sin problemas. Sin embargo, si tienes alergias graves, especialmente a los componentes de las vacunas, es importante discutirlo con un médico.

En general, las vacunas se consideran seguras durante el embarazo y la lactancia, pero es importante hablar con un médico ginecólogo para discutir los riesgos y beneficios específicos en tu situación ,ya que hay ciertas vacunas contraindicadas en el embarazo.

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